DEL VIEJO PUÑO Y LETRA A LA FIRMA DIGITAL
26-05-2020
El uso de papeles, firma manuscrita y presencial van
quedando en el pasado. Estas soluciones digitales tienen un gran beneficio para
el medioambiente. Y ahorra tiempo y traslados a las personas. El contexto mundial empuja a las
organizaciones al cambio. Los trámites presenciales deben adaptarse para ser
realizados a la distancia, el tiempo parece ir más deprisa y urge poner las actividades
en orden. Pero, si bien la situación actual del COVID-19 ha cambiado varios
paradigmas en todos los ámbitos, la realidad es que no sólo la pandemia es la
responsable de estos cambios.
La tecnología evoluciona constantemente en el campo digital.
La sociedad comienza a orientarse a la ideología del cuidado del medioambiente
y la idea del uso de papeles, firma manuscrita y presencial es algo que de a
poco parece estar quedando en el pasado. Las personas necesitan realizar
transacciones y trámites redimiendo sus tiempos y eliminando los protocolos que
las hacen tener que estar presentes diferentes lugares a la vez. Es por ello
que las instituciones y profesionales comenzaron a contratar e implementar más
soluciones digitales. La Firma Digital fue sancionada en el país en noviembre
de 2001 y promulgada en diciembre de ese mismo año. Alcanzada por la Ley de
Firma Digital Nº 25.506 y por el Código Civil y Comercial. Esta nueva modalidad
de rúbrica fue evolucionando en el tiempo, actualizándose y ahora empieza a
tomar mayor relevancia debido a su gran aplicabilidad y a tres aspectos muy
importantes, solicitados por la mayoría de las organizaciones: la
sustentabilidad, la reducción de costos y la confidencialidad de los documentos
digitales.
Fuente: Diario El Litoral SF